¿Qué tipo de reacciones pueden tener las nuevas madres? ¿Cómo se pueden recuperar física y emocionalmente? Paula Vega se siente afortunada de haber tenido un coach a su lado que incluso le ayudó a respirar en el momento del parto. "Tomás, mi esposo, estuvo superexcelente. Juntos tomamos la clase de Lamaze y, aunque la labor de parto duró 22 horas, él siempre estuvo ayudándome. Hasta estuvo respirando conmigo al mismo ritmo", dice la residente de Riverside que por primera vez se convirtió en madre. Sin embargo, aunque la alegría de tener cerca a su pequeño Eros nadie se la quita, Paula, al igual que muchas madres, tuvo reacciones que suelen ser normales y espera pronto recuperarse física y mentalmente. Las fisioterapeutas Margie Polden y Bárbara Whiteford en su libro Ejercicios postnatales: un programa de seis meses para la madre y el bebé, describen algunas de las cosas que les suceden a las nuevas madres: Cambios emocionales. Estos pasan por sentimientos de euforia, apatía, indiferencia, deseos de llorar, alegría excesiva o desilusión. Depresión posparto. Puede aparecer entre dos o siete días después del alumbramiento, con esto a veces pequeñas cosas provocan un mar de lágrimas. Primeros días en casa. Se sienten abrumadas porque no pueden realizar como antes las labores del hogar. Alteración del sueño. Se tiene que dormir al ritmo del niño, complementando el sueño normal con pequeñas siestas. Ansiedad y estrés. Durante las primeras semanas, la cantidad de nuevas cosas que se tienen que hacer produce una gran incertidumbre. Cambios en la relación de pareja. Ahora no es una pareja, sino un trío. Esto hace que la atención de ambos se reparta. Tendrá que haber reajustes. Aunque esto es algo que no se aplica con precisión a todas las madres, hay cosas que son más acentuadas en algunas. "Cuando llegué a la casa, me dio mucho miedo que le fuera a pasar algo al bebé y no saber cómo reaccionar", dice Vega. "Cuando se iba a ir mi mamá me puse a llorar". Frecuentemente, los antecedentes familiares y la cercanía de miembros de la familia atenúan la cantidad de estrés con que se recibe al primer hijo. La mayoría de las primerizas se refiere a lo importante que fue haber tenido, además de su marido, a su propia madre cerca. Paula Vega considera incluso a su hermana Wendy como un gran apoyo en los primeros momentos. Sin embargo, lo que no es muy fácil de controlar son los sentimientos de ambivalencia: por un lado se quisiera que amigos y familiares compartieran el regocijo, pero por otro, se sienten abrumadas ante la posibilidad de atender a quienes lleguen a ver al recién nacido. "Cuando llegué a la casa tenía 20 mensajes de amigas y familiares que querían ver al bebé. Tuve que ser sincera y decirles que todavía no estaba lista para tener visitas, con excepción de mis papás y mis suegros", dice Vega.
AUTOIMAGEN Y AUTOESTIMA
Uno de los cambios más drásticos y más temporales que experimenta una mujer es el que ocurre durante el embarazo. Por varios meses, la madre va viendo cómo poco a poco su vientre va creciendo, para súbitamente desprenderse de buena parte de éste. La relación simbiótica con su bebé de repente se ve intervenida por una triangulación, donde interviene el padre, y luego una serie de individuos: educadora, médico, nana, familiares... O lo que le llaman también el orden de la cultura. Los cambios en la imagen que tiene de sí misma la madre requieren una reestructuración de su identidad. Muchas madres se preocupan de si llegarán nuevamente a tener la misma figura de antes del embarazo, o si tendrán tiempo de ocuparse de ellas mismas tanto como del bebé. Whiteford y Polden consideran que el ejercicio moderado y un adecuado control del estrés pueden hacer una buena transición hacia la nueva identidad de madre. Lo más importante es que sus recomendaciones incluyen al bebé y los ejercicios se ven alternados con técnicas de relajación. Además, advierten contra el uso de pretextos para EVITAR EL EJERCICIO.
"Las piernas se vuelven más pesadas durante el embarazo, en especial si las personas han sufrido edema (retención de líquidos). Sin embargo, no podemos atribuir el problema en su totalidad a la retención de líquidos, pues también existe un componente de grasa", aclaran. La mayoría de los ejercicios que recomiendan se realizan en posición acostada o sentada. Se centran principalmente en recuperar la firmeza del abdomen, la postura y disminuir el peso de las piernas. Para esto se propone las repeticiones moderadas de levantamiento de los pies, el movimiento giratorio, las inclinaciones laterales, todo esto mientras llega el momento de hacer los ejercicios que se hacían antes del embarazo. Esperanza Manchola, una madre que también acaba de tener a su primer hijo, considera que el ejercicio le permite mejorar su autoimagen y sentirse mejor psicológicamente. "Físicamente, una queda bien adolorida, a eso se suman los cambios emocionales, pero hay que empezar los ejercicios poco a poco. A mí me gusta sentirme bien, y mi esposo también me dice que cuando me recupere debo empezar a hacer ejercicios", dice Manchola. Por otra parte, Manchola corrobora lo que dicen las expertas con relación a los comentarios de las demás personas: "Unos me dicen: `Te ves bien gorda", otros `¡Qué bien te ves!"". En todo caso, piense que por varios meses muchos de sus músculos no tuvieron mucha actividad y nadie espera que esté como reina de belleza.
EJERCICIOS BÁSICOS
Para fortalecer el abdomen: acostada, con las piernas medianamente flexionadas, trate de tocarse las rodillas con las manos. Para fortalecer glúteos y espalda: acostada boca abajo levante y baje las piernas. Abdominales, glúteos y espalda: con su bebé abajo, sostenida sobre sus manos y de rodillas (a gatas), levante su espalda de manera curva y regrésela a su posición inicial. En esa misma posición, gire la cara a uno y otro lado. Mantenga la posición, estire alternativamente las piernas hacia atrás, (primero la derecha y luego la izquierda; repita de seis a 12 veces). Piernas, muslos, abdomen y glúteos: cargando a su bebé a la altura del abdomen, recárguese levemente de espaldas contra la pared con los pies levemente separados. Luego contraiga los músculos abdominales y apriete las nalgas, mientras se desliza flexionando lentamente las rodillas levemente. Pecho, hombros y brazos: sosténgase con las manos frente a la pared; inclínese un poco. Repita movimientos que le acerquen la cara a unas pulgadas del muro y vuelva a su posición normal. Repita de seis a 20 veces estos ejercicios, con excepción del relacionado con el estiramiento de piernas. Recomendaciones Si su parto fue por cesárea, consulte a su médico antes de hacer cualquier programa de ejercicios. Muchas madres deben esperar un mes para iniciar un programa regular de ejercicio. Si desarrolla dolor crónico, sangrado vaginal, náusea, fatiga extrema, problemas para respirar o debilidad muscular, interrumpa el ejercicio y consulte a su doctor de inmediato. Tome agua constantemente. Podría ser útil comer un refrigerio (snack bars) alto en proteína y carbohidratos una hora o más antes de hacer ejercicio. Después de unas seis semanas, puede incluir ejercicios aeróbicos, de fortaleza y flexibilidad. Trate de hacer ejercicios aeróbicos entre 20 y 60 minutos tres o cinco días a la semana. Puede incluir caminar, andar en bicicleta, correr y nadar. Escuche a su cuerpo. Disminuya el ritmo cuando sienta que le falta aire o tenga cierto malestar.
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