¿Quién no sintió subir su nivel de ansiedad al hacer una dieta para adelgazar? El hambre, o simplemente extrañar la sensación de estómago lleno, producen nerviosismo, estrés y ansiedad. Y muchas personas sienten la necesidad de calmar su estrés o su decaimiento con un trozo de comida. Pero los expertos recomiendan elegir la comida adecuada y detenerse a pensar unos segundos antes de hacerlo. Esto ayuda en gran manera a controlar las ganas de comer a causa de la ansiedad:
Bebe 2-3
Bebe 2-3
vasos de agua antes y después de ingerir la comida. Reduce en lo posible la ingesta de agua durante la comida, procura beber agua 20 minutos antes de comer; y 20-30 minutos despúes. Esto mejorará el proceso digestivo y te ayudará a evitar comer de más.
¿Y si hago otra cosa? –
¿Y si hago otra cosa? –
quizá puedes realizar alguna actividad no relacionada con la ingestión de alimentos pero que también te procure placer: ir al cine, a caminar, llamar a una amiga, participar de una obra de carácter voluntario, a asistir a algún parido o hacer algún deporte. ¿Me quedé REALMENTE con hambre?
Muchas veces se ha comido satisfactoriamente y seguir comiendo es sólo una necesidad anímica o psicológica. No es necesario llenar el estómago para sentirse bien, y debes recordarlo. Si ya has bajado algo de peso, mírate al espejo y comprueba qué bien luces. Dedica más que nuca tiempo a tu apariencia, y hasta podrías comprarte alguna ropa que ahora puedas lucir o alguna golosina de dieta que te ayude a pasar la tentación.
RECUERDA:
RECUERDA:
comer no es solución alguna para ninguno de tus problemas. Sólo contribuye a agravar algunos de ellos. Trata de aplazar la ingestión de comida unos 15 minutos y vuelve a preguntarte si realmente sientes hambre.
No comas en un lugar que contribuya a tu ansiedad. Busca un lugar tranquilo, en lo posible agradable. Aparta suficiente tiempo para comer despacio, sintiendo la textura y el sabor de los alimentos. Permite que tu cerebro y tu estómago produzcan y capten la saciedad. Así evitarás comer más de lo necesario. Elige alimentos que contribuyan a bajar le nivel de ansiedad: carnes, lácteos descremados, cereales, en especial frutas y verduras. Todos ellos aportan magnesio, calcio, potasio y vitaminas que actúan en la producción de serotoninas, un compuesto que aporta sensación de bienestar el organismo y facilita el sueño recuperador. Pensar antes de actuar, siempre es importante. Tienes que tener claro que el deseo de comer va más allá de las necesidades del cuerpo. Deja pasar los 15 minutos antes de volver a preguntarte si realmente sigues con hambre, pues esta práctica puede transformarse en el aliado que desplace la comida al plano que le corresponde y la quite del centro de tu vida. Esto contribuirá a que comas lo necesario para vivir y que adquieras nuevos intereses y actividades que enriquezcan tu vida. Lo importante es que trates de que la comida pase a un segundo plano y que aprendas a comer para vivir y dejes de vivir para la comida. Hay que saciar la necesidad de alimentarse, no la voracidad del deseo.
No comas en un lugar que contribuya a tu ansiedad. Busca un lugar tranquilo, en lo posible agradable. Aparta suficiente tiempo para comer despacio, sintiendo la textura y el sabor de los alimentos. Permite que tu cerebro y tu estómago produzcan y capten la saciedad. Así evitarás comer más de lo necesario. Elige alimentos que contribuyan a bajar le nivel de ansiedad: carnes, lácteos descremados, cereales, en especial frutas y verduras. Todos ellos aportan magnesio, calcio, potasio y vitaminas que actúan en la producción de serotoninas, un compuesto que aporta sensación de bienestar el organismo y facilita el sueño recuperador. Pensar antes de actuar, siempre es importante. Tienes que tener claro que el deseo de comer va más allá de las necesidades del cuerpo. Deja pasar los 15 minutos antes de volver a preguntarte si realmente sigues con hambre, pues esta práctica puede transformarse en el aliado que desplace la comida al plano que le corresponde y la quite del centro de tu vida. Esto contribuirá a que comas lo necesario para vivir y que adquieras nuevos intereses y actividades que enriquezcan tu vida. Lo importante es que trates de que la comida pase a un segundo plano y que aprendas a comer para vivir y dejes de vivir para la comida. Hay que saciar la necesidad de alimentarse, no la voracidad del deseo.
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