Tal vez el viejo proverbio tenga la razón: al corazón del hombre se llega por la barriga Los panes y otros alimentos ricos en carbohidratos pueden hacerle sonreír, mientras que el pescado y la carne con alto contenido de proteínas podrían ayudarle a sacar la calificación máxima en un examen, según una investigación que sugiere que lo que comemos cambia la manera en que pensamos y nos sentimos.
"Usted puede manipular su estado de ánimo y agudeza mental tan sólo con lo que come y en qué momento lo hace, y tales efectos pueden suceder con mucha rapidez", afirmó la Dra. Judith Wurtman, científica investigadora del Instituto de Tecnología de Massachusetts y autora de Managing Your Mind and Mood Through Food (Gestionando su mente y estado de ánimo con los alimentos).
Ella y su esposo, el Dr. Richard Wurtman (también del MIT) han estudiado la relación entre los alimentos y el estado de ánimo durante los últimos 30 años.
Según Wurtman, la noticia de que los carbohidratos pueden elevar el ánimo emergió por primera vez hace una docena de años, en estudios que llevó a cabo con mujeres que sufrían del síndrome premenstrual.
"Comer carbohidratos tiene un efecto profundo y dramático para mejorar el estado de ánimo", señaló Wurtman. "Me refiero a la ira, irritabilidad, depresión, dificultad para concentrarse y confusión mental. Encontramos que tales cambios en el estado de ánimo podían revertirse con alimentos ricos en carbohidratos, en unos 30 minutos".
Los carbohidratos pueden hacer poco por cambiar una depresión clínica grave, pero sí parecen ayudar a batallar con las pequeñas tristezas cotidianas, apuntó. Señaló que la razón podría ser muy sencilla: el cuerpo usa carbohidratos para producir serotonina, el principal regulador de la emoción en el cerebro. "Cuanto uno come carbohidratos y produce serotonina, las molestias del estado de ánimo de las que podría estar sufriendo pueden desaparecer, al menos por un tiempo", aseguró.
Sin embargo, existe un problema: comer un alimento graso junto con los carbohidratos hace la digestión más lenta e inhibe esta respuesta de bienestar. "Así que si realmente quiere sentirse mejor, pruebe con los carbohidratos, pero algo como un cereal sin grasa para el desayuno, en lugar de una rebanada de pan untada con [la grasosa] mantequilla de maní", aconsejó Wurtman.
¿Y qué pasa con la proteína? Wurtman señaló que la ciencia sobre ella es un poco menos sólida.
"Sin embargo, mi marido descubrió hace años que uno de los aminoácidos en la proteína, llamado tirosina, sí aumenta la síntesis de dos químicos clave en el cerebro, la norepinefrina y la dopamina, que llamamos los químicos de la 'alerta cerebral'", explicó. Por tal motivo, Wurtman recomienda dietas ricas en proteínas para las personas que se enfrentan a periodos largos de esfuerzo mental, como prepararse para un examen importante. "Éstas ayudarán a reabastecer esos químicos en su cerebro", apuntó.
La investigadora señaló que abundan los mitos sobre los alimentos específicos y sus efectos sobre las emociones. El principal mito es el supuesto efecto hiperactivante del azúcar.
"Usted puede manipular su estado de ánimo y agudeza mental tan sólo con lo que come y en qué momento lo hace, y tales efectos pueden suceder con mucha rapidez", afirmó la Dra. Judith Wurtman, científica investigadora del Instituto de Tecnología de Massachusetts y autora de Managing Your Mind and Mood Through Food (Gestionando su mente y estado de ánimo con los alimentos).
Ella y su esposo, el Dr. Richard Wurtman (también del MIT) han estudiado la relación entre los alimentos y el estado de ánimo durante los últimos 30 años.
Según Wurtman, la noticia de que los carbohidratos pueden elevar el ánimo emergió por primera vez hace una docena de años, en estudios que llevó a cabo con mujeres que sufrían del síndrome premenstrual.
"Comer carbohidratos tiene un efecto profundo y dramático para mejorar el estado de ánimo", señaló Wurtman. "Me refiero a la ira, irritabilidad, depresión, dificultad para concentrarse y confusión mental. Encontramos que tales cambios en el estado de ánimo podían revertirse con alimentos ricos en carbohidratos, en unos 30 minutos".
Los carbohidratos pueden hacer poco por cambiar una depresión clínica grave, pero sí parecen ayudar a batallar con las pequeñas tristezas cotidianas, apuntó. Señaló que la razón podría ser muy sencilla: el cuerpo usa carbohidratos para producir serotonina, el principal regulador de la emoción en el cerebro. "Cuanto uno come carbohidratos y produce serotonina, las molestias del estado de ánimo de las que podría estar sufriendo pueden desaparecer, al menos por un tiempo", aseguró.
Sin embargo, existe un problema: comer un alimento graso junto con los carbohidratos hace la digestión más lenta e inhibe esta respuesta de bienestar. "Así que si realmente quiere sentirse mejor, pruebe con los carbohidratos, pero algo como un cereal sin grasa para el desayuno, en lugar de una rebanada de pan untada con [la grasosa] mantequilla de maní", aconsejó Wurtman.
¿Y qué pasa con la proteína? Wurtman señaló que la ciencia sobre ella es un poco menos sólida.
"Sin embargo, mi marido descubrió hace años que uno de los aminoácidos en la proteína, llamado tirosina, sí aumenta la síntesis de dos químicos clave en el cerebro, la norepinefrina y la dopamina, que llamamos los químicos de la 'alerta cerebral'", explicó. Por tal motivo, Wurtman recomienda dietas ricas en proteínas para las personas que se enfrentan a periodos largos de esfuerzo mental, como prepararse para un examen importante. "Éstas ayudarán a reabastecer esos químicos en su cerebro", apuntó.
La investigadora señaló que abundan los mitos sobre los alimentos específicos y sus efectos sobre las emociones. El principal mito es el supuesto efecto hiperactivante del azúcar.
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